26/05/08

Izquierda de uniformes

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Izquierda de uniformes.

Durante el periodo que comprende la segunda posguerra hasta nuestros días han surgido todos los continentes (salvo en Oceanía) expresiones de izquierda cuyo sino ha sido el uso de uniformes, como ejemplos destacados están la antigua U.R.S.S., Corea del Norte, China, Cuba o actualmente Venezuela. Pero con uso de uniformes no me refiero solamente a aquel verde olivo casi café que usan las élites en el poder, sino a la imposición de una idea de uniformidad que pretende ser insertada como parte de programas de igualitarismo.

Así, de nuestra mente es imposible disociar las imágenes de la Plaza de la Revolución en La Habana, Tian’anmen o la Plaza Roja de Moscú (y en menos medida en la Caracas de hoy) en donde los regímenes comunistas reunieron y siguen reuniendo a miles de personas usando las mismas banderas, las mismas playeras, las mismas gorras, los mismos uniformes.

Por supuesto existen dos rasgos en común de todos estos regímenes, el primero tiene que ver con su origen armado (en el caso venezolano y áfrico-subsahariano desde estructuras militares del propio Estado) y no social, es decir, en términos del mismísimo Marx (a quienes los seguidores de estos regímenes veneran con más vehemencia que un saudí a Alá) no son movimientos del proletariado que decide hacer la revolución. El otro rasgo en común de estos regímenes comunistas es el autoritarismo; con sus distintos matices y niveles en todos estos países existieron y existen violaciones de los Derechos Humanos, limites a las libertades y en casos extremos desapariciones, persecuciones y asesinatos.

Es este rasgo autoritario el que se relaciona con los uniformes, es decir, éstos no tienen tanto que ver con la igualdad sino con la eliminación de la diversidad. Estos regímenes cuentan con poca legitimidad al no ser electos democráticamente (en la gran mayoría de os casos) por lo que es imprescindible hacer constantes demostraciones de fuerza, enviar el mensaje de apoyo generalizado de la población eso es lo único que les legitima. Por eso les aterroriza la diversidad, no se pueden dar el lujo de que grupos importantes de la población piensen distintos, quieran otra cosa, conozcan otras cosas, por eso limitan la salida de sus países, controlan los medios, bloquean el ingreso a ciertas páginas de internet (las que tienen la palabra democracia por ejemplo). El argumento se bifurca en dos, por un lado consideran constante la amenaza del imperialismo con el cual no quieren tener nada que ver, el otro argumento es que la concepción individual de los Derechos Humanos les parece individualista e inferior al concepto más alto de la revolución de “todos”.

Los uniformes son en estos lugares y tiempos nada más que un disfraz, son el disfraz de la igualdad que oculta la posibilidad de la diversidad y la libertad. No creo que todos y todas en la izquierda tengan esta concepción de igualdad, creo que la igualdad tiene que ser vista no como uniformidad sino como la posibilidad real de que todos y todas nos podamos desarrollar como mejor nos convenga, en diversidad y con libertad.

No sé a qué se le llama izquierda auténtica, creo que eso no existe, existen distintas izquierdas, las autoritarias y las democráticas, las elitistas y las ciudadanas, las nacionalistas y las internacionalistas, las conservadoras y las liberales, pero no creo que ninguna sea “la auténtica”, cada quien tendrá su favorita la que más le atraiga, desde mi puesto de visión una izquierda que busca la uniformidad renuncia a alcanzar la igualdad y la libertad de sus sociedades.

Pyongyang

Plaza de la Revolución, La Habana

Chavistas en las calles de Caracas.

Tian'anmen

01/05/08

¿Por qué se salieron? y el TRIFE

Ayer el Tribunal Electoral finalmente falló en contra de la reposición de la Asamblea del DF. Con todo y que fue evidente la violencia que hubo y que ésta hace ilegal la asamblea realizada. Esta es una muestra más de la intrincada red de influencias entre la elite político-económica.
Con esta resolución, también queda claro que el juicio por la reposición de la Asamblea del Estado de México no fue desechada por la salida de nuestro grupo como algunos han mencionado, de hecho el Tribunal no hizo ninguna mención a tal hecho en su resolución.
Pero aprovechando este asunto, si quisiera decir un par de cosas respecto a nuestra salida de la Asamblea.
1. Nuestra salida tuvo dos, quizá tres razones fundamentales: seguridad, congruencia y fines políticos.
2. Fue una salida por cuestiones de seguridad principalmente por el clima de violencia y provocación que se percibía, en el grupo llamado “Nueva Mayoría” existía un sinfín de personajes cuya intención era cobrar venganza de la “exclusión” que recibieron, misma exclusión que no fue otra cosa que el pedir respeto a los tiempos.
3. Fue una salida por cuestiones de congruencia pues no íbamos a legitimar una asamblea ilegal, en la que existían al menos 20 delegados que violaron los estatutos del partido al momento de su afiliación. Salir de una Asamblea no es sólo para romper quórum también, histórica y mundialmente, una forma de protesta legítima.

4. Fue una salida por cuestiones de nuestros fines políticos, pues sabíamos que la prioridad en esa asamblea era contar con los delegados nacionales para que Patricia Mercado fue presidenta del partido a nivel nacional. El arriesgar nuestra identidad física y convalidar una asamblea ilegal a cambio de 8 o 9 consejeros políticos estatales era un costo demasiado alto, al menos para quien esto escribe y creo que para la mayoría de los que ahí estábamos. Elegir quedarnos ante tales circunstancias, hubiera sido casi tan absurdo (¿o tan lógico?) como pedir que los compañeros y compañeras del DF hubieran regresado al Crown Plaza después de los golpes.
Existe una especie de reproche velado a nuestra actuación, me parece por una parte injusto y por otra inoportuno, pues si hubieron errores estos vienen de hace mucho, y jamás se han aceptado, sea pues esta, una petición para que los señalamientos se hagan en el momento adecuado o para que se inicie un verdadero y abundante proceso de autocrítica.