"Si me dijeran pide un deseo, preferiría un rabo de nube, un torbellino en el suelo y una gran ira que sube. Un barredor de tristezas, un aguacero en venganza que cuando escampe parezca nuestra esperanza."
Rabo de Nube, Silvio Rodríguez
Hace una semana volví de La Habana, fue un viaje que tenía mucho tiempo esperando y que provocó en mí quizás más confusiones que conclusiones, por ello es que hasta hoy me decidí a escribir sobre ello.
Cuba siempre causa polémica, es quizás uno de los temas que más polariza (o estás a favor o en contra), es complicado tomar posiciones intermedias. Creo que la razón de esta polarización es porque nuestro punto de referencia es México, y México a su vez tiene distintos puntos de referencia, es por ello que quienes ven un México urbano, moderno, etc. consideran que el sistema cubano es una aberración. Por otra parte hay los que ven un México con pobreza extrema y profunda injusticia, por ello ven en el sistema cubano un ejemplo de justicia social.
En lo personal creo que estoy en medio, y lo estoy porque mi punto de referencia no es México, no comparo al sistema económico mexicano (neoliberal) con el sistema económico cubano (comunista); creo que ambos están mal, ambos tienen que cambiar y este cambio se debe a la esperanza.
El principal problema del sistema cubano no es tanto las casas que se están derrumbando, ni lo limitado de su poder adquisitivo (tanto en variedad como en cantidad), el problema principal es más humano y sobrepasa todo beneficio inherente, a saber, acceso universal a educación y salud, el problema es que en Cuba se intenta acabar con la esperanza.
La esperanza es inherente al ser humano, debe de ser un derecho universal, aunque no sirva de nada en algunas ocasiones es imposible que hombres y mujeres no tengan la esperanza de algo: de que vuelva el hijo o hija que se fue, de que pueda ir a cierto lugar, encontrar a una persona especial, llegar a su casa a escuchar a Silvio, o recibir un correo electrónico de alguien. La esperanza es lo que nos motiva a despertarnos todos los días, a trabajar, a estudiar, a no dejarnos morir, seguramente quienes deciden suicidarse es porque ya no vieron ningún rayito de esperanza.
Para la mayoría de los cubanos ya sólo queda la esperanza de tres cosas: tener familia en el extranjero, ir al extranjero o que muera Fidel y algo cambie. Evidentemente estas tres cosas nada tienen que ver con impulsos propios sino exógenos; los cubanos no pueden aspirar a mejorar su condición en base a su esfuerzo, el gobierno cubano además de suprimir muchas libertades suprimió la posibilidad de tener esperanza en una vida mejor.
Por supuesto el argumento es que en el capitalismo, por mucho que se tenga esperanza, lo cierto es que no existen posibilidades de desarrollo como para que esa esperanza no pueda con uno. Tienen toda la razón, gente muy pobre en países capitalistas de América Latina no tienen posibilidad de sus sueños se cumplan, es decir, nacen, viven y mueren con esperanza, esperando. Peor aún, algunos gobiernos promueven esta esperanza como medio de contención, así se evitan revoluciones. Esto también es execrable, yo no defiendo el uso político-perverso de la esperanza del ser humano.
La propuesta es encontrar un sistema que combine ambas cuestiones, es decir, un sistema que promueva la esperanza (en lugar de buscar eliminarla) pero que además brinde las herramientas para que el esfuerzo individual o colectivo redunde en alcanzar mejores niveles de vida, y por supuesto un sistema que utilice la esperanza como coerción.
Cuba siempre causa polémica, es quizás uno de los temas que más polariza (o estás a favor o en contra), es complicado tomar posiciones intermedias. Creo que la razón de esta polarización es porque nuestro punto de referencia es México, y México a su vez tiene distintos puntos de referencia, es por ello que quienes ven un México urbano, moderno, etc. consideran que el sistema cubano es una aberración. Por otra parte hay los que ven un México con pobreza extrema y profunda injusticia, por ello ven en el sistema cubano un ejemplo de justicia social.
En lo personal creo que estoy en medio, y lo estoy porque mi punto de referencia no es México, no comparo al sistema económico mexicano (neoliberal) con el sistema económico cubano (comunista); creo que ambos están mal, ambos tienen que cambiar y este cambio se debe a la esperanza.
El principal problema del sistema cubano no es tanto las casas que se están derrumbando, ni lo limitado de su poder adquisitivo (tanto en variedad como en cantidad), el problema principal es más humano y sobrepasa todo beneficio inherente, a saber, acceso universal a educación y salud, el problema es que en Cuba se intenta acabar con la esperanza.

La esperanza es inherente al ser humano, debe de ser un derecho universal, aunque no sirva de nada en algunas ocasiones es imposible que hombres y mujeres no tengan la esperanza de algo: de que vuelva el hijo o hija que se fue, de que pueda ir a cierto lugar, encontrar a una persona especial, llegar a su casa a escuchar a Silvio, o recibir un correo electrónico de alguien. La esperanza es lo que nos motiva a despertarnos todos los días, a trabajar, a estudiar, a no dejarnos morir, seguramente quienes deciden suicidarse es porque ya no vieron ningún rayito de esperanza.
Para la mayoría de los cubanos ya sólo queda la esperanza de tres cosas: tener familia en el extranjero, ir al extranjero o que muera Fidel y algo cambie. Evidentemente estas tres cosas nada tienen que ver con impulsos propios sino exógenos; los cubanos no pueden aspirar a mejorar su condición en base a su esfuerzo, el gobierno cubano además de suprimir muchas libertades suprimió la posibilidad de tener esperanza en una vida mejor.
Por supuesto el argumento es que en el capitalismo, por mucho que se tenga esperanza, lo cierto es que no existen posibilidades de desarrollo como para que esa esperanza no pueda con uno. Tienen toda la razón, gente muy pobre en países capitalistas de América Latina no tienen posibilidad de sus sueños se cumplan, es decir, nacen, viven y mueren con esperanza, esperando. Peor aún, algunos gobiernos promueven esta esperanza como medio de contención, así se evitan revoluciones. Esto también es execrable, yo no defiendo el uso político-perverso de la esperanza del ser humano.
La propuesta es encontrar un sistema que combine ambas cuestiones, es decir, un sistema que promueva la esperanza (en lugar de buscar eliminarla) pero que además brinde las herramientas para que el esfuerzo individual o colectivo redunde en alcanzar mejores niveles de vida, y por supuesto un sistema que utilice la esperanza como coerción.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario