Pero esta vez no estaba en Morelia para pasear por sus calles del centro, para ver la catedral y el kioskito o como escala antes de ir hacia alguna playa virgen en Michoacán. No, esta vez fui un migrante, desde la comodidad de mi burbuja citadina, semiperiférica me desplacé hasta Morelia, pero también fui de Zacatecas a Chicago, de Guanajuato a Arizona, de San Salvador a California, incluso fui de Marruecos a Francia y luego a Madrid o de Quito en viaje directo hasta Mallorca.
Así fue, esa fue la sensación en la Primera Cumbre de Migrantes (1st Migrant Summit). Fuimos con la idea de empaparnos del tema de la migración, nos imaginábamos a una serie de académicos expertos en el tema hablando del tema, eso hubiera sido bueno, pero también fue bueno lo que sucedió, a saber, llegar y vernos rodeados de migrantes, migrantes auténticos, no como nosotros. Gente que un día tuvo que dejar su localidad, su país y hasta su región, las razones son irrelevantes, como se dijó ahí
tod@s tenemos el derecho a migrar. Y ¿por qué no?¿por qué los flujos financieros y las mercancías pueden migrar y nosotros no?, el mundo no es de nadie, es de tod@s, creo que esa sería la gran conclusión de la Cumbre, cuando menos para mí.Pero se tocaron diversos temas, desde leyes migratorias, derechos, abusos, etc. Para nosotros que vivimos tan alejados de la problemática, lo maravilloso de la cumbre fue descubrir la infinita hermanadad que puede existir entre migrantes, no sólo entre mexicanos o entre centroamericanos o latinoamericanos, no, la hermandad es mundial, emana directamente de un sentimiendo de humanidad. También fue importante descubrir que por momentos podíamos acercarnos un poco -quizás muy poco- a la realidad de los migrantes, de algún modo nos pusimos en su lugar y así entendíamos conductas que de primer momento nos parecían irracionales.
Por eso creo que durante tres días fui migrante, o cuando menos fui capaz de acercarme más (de lo que lo había hecho) a ese estado tan particular de estar lejos, de no pertenecer, de ser discriminado y peor aún de ser perseguidos.
*El título de este post seguramente es impreciso semánticamente o desde una perspectiva sociológica, política o internacionalista, y es intencional que así sea.
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