¿Cuándo el combate al narcotráfico se convirtió en nuestro problema prioritario?¿Cuándo la inseguridad pública por la que marcharon millones algún día se refirió exclusivamente en el combate al narco? ¿Cuándo nuestros niños y adolescentes se volvieron tan estúpidos como para que con buena información (y no con balazos) decidan consumir o no drogas?
La respuesta a estas preguntas es, pues nunca. No quiero decir con esto que los narcos deben de gozar de total libertad para traficar drogas, claro que es un crimen (al menos todavía está tipificado como tal, aunque hay drogas que podrían legalizarse), pero la inseguridad pública es otra cosa, la inseguridad pública a la que se refiere la gente tiene que ver con su día a día, con su camino de casa al trabajo o a la escuela, o al mercado o al centro comercial. Sé que en muchas ciudades de este país la cotidianeidad se ve obstruida por el narco, eso no lo dudo, pero tampoco es la generalidad y tampoco le hace sentirse más segura a una adolescente que sale del turno vespertino y va para su casa el que el ejército se esté enfrentando a bandas de narcotraficantes en Apatzingán, Michoacán. Más aún, la gente en Apatzingán ¿Habrán estado tranquilas con la presencia de militares en su ciudad?, pero ese es otro tema.
El tema de este post es la creación verdades tramposas. Felipe Calderón nos puso en la agenda el combate al narco como la prioridad nacional; al inicio de su mandato le aumentó el presupuesto al ejército para después fueran sin chistar a buscar y atrapar narcos. Sé planteó como una gran estrategia que concordaba –según Calderón- con la solicitud de la ciudadanía de combatir la inseguridad pública. Después reforzó esa verdad tramposa con spots ridículos en los que un pobre niño estaba aterrado porque un güey más feo que el Ecoloco lo obligaba a consumir drogas y luego otros spots en los que una voz en off del tipo de las que se usan en los trailers de las películas gringas de acción, en la que se muestra a comandos fuertemente armados que nos protegen de los narcos y que impiden que las drogas lleguen a nuestros idiotas jóvenes acríticos.
Hago un llamado a poner las cosas en su justa dimensión, el narco genera una violencia terrible, esto podría evitarse con la legalización de algunas drogas, pero por supuesto eso no pasará, tendríamos que tomar el país y mudarnos hacia Islandia o arrimarnos en algún espacio entre Suecia y Holanda en el mar del norte. Por otro lado el dinero que se quiere gasta en combate al narco y el que ahora nos quieren enviar los gringos, bien podría gastarse mejor en mejorar la calidad y la cobertura de la educación, o de la salud, en fin, muchas cosas que de paso ayudarían a combatir el consumo de drogas. Finalmente pueden llamarme idealista, pero creo que nuestros niños y jóvenes no necesitan de que unos encapuchados les alejen las drogas de sus manos, démosles buena educación, información clara, no nos limitemos a decir: “No, no, no”, o “malo, malo, malo”, no expliquemos cómo son las drogas, como funcionan qué efectos tengan, hasta cuánto cuestan, y que ellos tomen sus decisiones, seguro que si a alguien le hablan de los efectos de cualquier droga tendrá la capacidad para discernir entre consumirlas o no, y si deciden hacer será bajo su riesgo y ejerciendo su libertad.
Finalmente, quiero decir que es bueno tener estrategias para combatir el tráfico de drogas, sobre todo por la violencia que genera, pero eso no puede ser el centro de una política pública para combatir la inseguridad.
La respuesta a estas preguntas es, pues nunca. No quiero decir con esto que los narcos deben de gozar de total libertad para traficar drogas, claro que es un crimen (al menos todavía está tipificado como tal, aunque hay drogas que podrían legalizarse), pero la inseguridad pública es otra cosa, la inseguridad pública a la que se refiere la gente tiene que ver con su día a día, con su camino de casa al trabajo o a la escuela, o al mercado o al centro comercial. Sé que en muchas ciudades de este país la cotidianeidad se ve obstruida por el narco, eso no lo dudo, pero tampoco es la generalidad y tampoco le hace sentirse más segura a una adolescente que sale del turno vespertino y va para su casa el que el ejército se esté enfrentando a bandas de narcotraficantes en Apatzingán, Michoacán. Más aún, la gente en Apatzingán ¿Habrán estado tranquilas con la presencia de militares en su ciudad?, pero ese es otro tema.
El tema de este post es la creación verdades tramposas. Felipe Calderón nos puso en la agenda el combate al narco como la prioridad nacional; al inicio de su mandato le aumentó el presupuesto al ejército para después fueran sin chistar a buscar y atrapar narcos. Sé planteó como una gran estrategia que concordaba –según Calderón- con la solicitud de la ciudadanía de combatir la inseguridad pública. Después reforzó esa verdad tramposa con spots ridículos en los que un pobre niño estaba aterrado porque un güey más feo que el Ecoloco lo obligaba a consumir drogas y luego otros spots en los que una voz en off del tipo de las que se usan en los trailers de las películas gringas de acción, en la que se muestra a comandos fuertemente armados que nos protegen de los narcos y que impiden que las drogas lleguen a nuestros idiotas jóvenes acríticos.
Hago un llamado a poner las cosas en su justa dimensión, el narco genera una violencia terrible, esto podría evitarse con la legalización de algunas drogas, pero por supuesto eso no pasará, tendríamos que tomar el país y mudarnos hacia Islandia o arrimarnos en algún espacio entre Suecia y Holanda en el mar del norte. Por otro lado el dinero que se quiere gasta en combate al narco y el que ahora nos quieren enviar los gringos, bien podría gastarse mejor en mejorar la calidad y la cobertura de la educación, o de la salud, en fin, muchas cosas que de paso ayudarían a combatir el consumo de drogas. Finalmente pueden llamarme idealista, pero creo que nuestros niños y jóvenes no necesitan de que unos encapuchados les alejen las drogas de sus manos, démosles buena educación, información clara, no nos limitemos a decir: “No, no, no”, o “malo, malo, malo”, no expliquemos cómo son las drogas, como funcionan qué efectos tengan, hasta cuánto cuestan, y que ellos tomen sus decisiones, seguro que si a alguien le hablan de los efectos de cualquier droga tendrá la capacidad para discernir entre consumirlas o no, y si deciden hacer será bajo su riesgo y ejerciendo su libertad.
Finalmente, quiero decir que es bueno tener estrategias para combatir el tráfico de drogas, sobre todo por la violencia que genera, pero eso no puede ser el centro de una política pública para combatir la inseguridad.
1 comentario:
Primero creo que se convirtió en “prioridad” el combate al narcotráfico cuando se tenían que disfrazar ciertos asuntos, cuando un perenne tipo de baja estatura (y no lo digo por mamila, bueno sí) se convierte en “presidente” y tenía ó tiene aún que posicionar su imagen, su liderazgo, su entereza en todo lo vano y extenso de la palabra, cuando pasaron tantas cosas y ese hombre que acostumbra disfrazarse de vez en vez con ropa más grande que su talla, no tenia nada para la agenda nacional. Es entonces cuando se pensó aquello, y con eso el rescate, la trascendencia de su grandilocuencia. Me he topado con un raudal de personas albiazules y no, que se sienten de lo más chingón con un preciso preocupándose por los infantes, casi casi aprobando esos montones el antidoping a menores en las escuelas básicas y medias superior, superior pues ya qué da igual, sin ver los PROBLEMITAS que causarían los mentados, nomás de imaginar a un “chiquillo” con problemitas con el antidoping me doy de santos, ¿qué sería lo menos peor?
La inseguridad… carajo, por dios, no es cosa de señalar única y exclusivamente algo, no es tipificar ó mitificar con sandeces habladas a uno de tantos males que agudizan la tan mentada inseguridad, podría mencionar un montón de formas de la señora inseguridad, pero no lo haré.
Una cosa es clara y muy pero muy clara, a nadie le dan nada a huevo, ¿o sí?
Estoy de acuerdo en lo que dices, y nomás me imagino lo mucho que se haría si ese dinero se invirtiera en educación, salud, medio ambiente… asuntos de verdad trascendentes desde el corto plazo, por qué canijos invertir en educación si a la gente le da igual, ¿por qué…?
Y para terminar… ¡abuelita de batman!, se crea cultura de esa que necesitan los “chiquillos” INFORMÁNDOLOS, empapando su cerebro con información, con vanas sandeces no se logra nada, si tan sólo los padres estuvieran educados para educar ó los chamacos vinieran con instructivo de correcto uso, digo para el mejor rendimiento, no se caería en tanta pensatividad.
Saludos y perdón por viajarme comentando, pero salió y pos ni modo… seré mesurado para la próxima jajaja
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