Llevo ya una semana y un poco más en Little Rock, Arkansas. No había escrito porque no había tenido tiempo y porque quería dejar pasar que pasaran algunas cosas para tener algo más concreto que comentar. Sin embargo, creo que no hay mucho de concreto que contar, creo que este será uno de esos post ambiguos y desordenados.
Primeras impresiones
Little Rock es una ciudad pequeña del sur de Estados Unidos, y aunque es capital del Estado de Arkansas, lo cierto es que no tiene mucho de cosmopolita, la sociedad está claramente dividida entre negros y blancos, más un porcentaje creciente de latinoamericanos (mexicanos en su mayoría) y algunos indios o hindus y asiáticos que son gran minoría. La parte edificante de esta ciudad es que me parece, uno puede adentrarse en el típico modo de vida americano, es decir, un modo consumista, racista, conservador y doblemoralista. Los arkansianos y Little Rock son un buen ejemplo de lo que la familia Simpsons y Springfield nos muestran de manera jocosa.
En el Consulado de México, en donde trabajo, uno puede ver esa parte minoritaria creciente de mexicanos que migraron y se instalaron en Arkansas y algunas partes de Oklahoma y Tennessee; son mexicanos que no encontraron oportunidad en México y no tuvieron mucha opción de crecimiento que cruzar la frontera, pero al mismo tiempo son mexicanos muy nostálgicos de su país, de su gente, han llenado buena parte de Little Rock con restaurantes mexicanos y todo tipo de comercios dedicados a ellos. Más aún, han orillado a Wall-Mart y Krogers a tener un pasillo con productos mexicanos y a que los cajeros automáticos –entre otros muchos servicios- tengan la opción de dar servicio en español.
Quienes trabajan en el consulado son en su mayoría jóvenes, también en su mayoría me parecen buenas personas, algunos llegaron a Little Rock buscando también el sueño americano o algo similar, otros realmente tienen ganas de poner un granito de arena a que los mexicanos (los paisanos en lo sucesivo) la pasen menos mal en este exilio tan particular.
Decidí vivir con mi amigo Gabo, quien ya estaba acá desde marzo; él a su vez vive con Aidee una chica muy simpática con la que se platica a gusto. Vivo con ellos porque resultaba conveniente para todos, pero tuvimos que levantar un muro para crear un tercer cuarto, pese a lo terrible que esto suene, la verdad es que el muro quedó muy bien, el departamento no se echó a perder.
Segundas impresiones
Little Rock tiene su encanto particular, radica en su extensa vegetación, hay bosques, montañas, ríos, y lagos. También es encantador su tranquilidad, acá no hay tránsito pesado, ni inseguridad (aunque el sábado mientras comprábamos un ron, asaltaron la vinatería desde el autochupe –así como el automac pues- pero ni nos dimos cuenta). Al ser una ciudad pequeña las distancias son cortas, pero uno tiene que recorrerlas en auto por el casi inexistente transporte público. Aunque realmente he ido más a Wal-Mart que a cualquier otro lugar, si me ha tocado ir a restaurantes muy interesantes y con muy buena comida, y pues obviamente hay tiendas a más no poder –y consumir y consumir, desesperadamente y consumir y consumir, voluptuosamente, consumir insolidariamente.
Los paisanos son muy diversos, hay desde los que parecen tener profundos traumas y cuyo pasado quedó casi borrado, hasta los que parecen disfrutar mucho de esta nueva vida, lo cierto es que todos tienen algo de miedo y de tristeza en sus miradas (salvo los hijos de migrantes). He escuchado muchas historias de ellos, tanto de viva voz como de relatos de otros, pero una historia feliz, fue la de un señor que me dijo que llevaba 15 años en Estados Unidos, que nunca había vuelto a México y que ya iba a regresar, lo decía con una sonrisa y un brillo especial en los ojos, al parecer -me dijo- lo habían contratado en Los Cabos, porque ya tenía un buen nivel de inglés –mejor que volar es volver.
En el Consulado la vida es complicada, como no existe fácil movilidad, todos nos tenemos que organizar para ir de un lado a otro, eso me tiene un poco frustrado, venía iniciando un ritmo de mucha independencia y gran movilidad, pero espero que encuentre una solución, es probable que sea pronto. Esta convivencia casi permanente, creo que terminará por poner los pelos de punta a varios, en lo personal no tengo nada contra nadie, espero mantenerme al margen de los problemas que se susciten.
En la casa todo va avanzando, ya compré mi colchón, una lámpara y un mueblecito que no he armado. Me llevo bien con mis roomies, hoy ya tuvimos internet inalámbrico lo que me pone de buenas porque me conecto en los horarios en que me es fácil hacerlo.
En fin, estas son unas primeras y segundas impresiones, como ya dije, tengo ya más posibilidad de conectarme, así que espero postear más seguido. Este post de vuelta a la blogosfera va para mis padres, Miguel, Brenda, Oscar, Marcos y la Yediss, a quienes extraño profundamente.